Philando Castile fue asesinado en Minesota por un policía que lo detuvo luego de una infracción de tránsito. Pero al mundo no le importó.
¿Por qué?
Porque Castile era negro; el oficial… ¡Blanco!
A Alton Sterling también lo asesinaron. Nada más que a él no fue uno, sino dos policías. Pero al mundo tampoco le importó. Ocurrió en Luisiana.
¿Por qué?
Porque Sterling era negro; los dos oficiales… ¡Blanco!
El mundo se pregunta… ¿Qué son dos negros más que mueren asesinados? ¡Nada!
Pero si un negro se arma y hace justicia por su propia mano -cosa que puede suceder en una sociedad marcadamente racista como la estadounidense-, y asesina al primer blanco que encuentra en el camino, entonces el mundo se escandaliza, enciende vela y hace cadenas de oración para pedir por la paz del mundo.
Puede que a los blancos, chinos, franceses, alemanes, hondureños, no nos importen que asesinen a un negro, pero eso no significa que millones de afrodescendientes que han sido marginados, humillados, perseguidos y golpeados se van a quedar cruzados de brazos.
Algunos pondrán la otra mejilla y usarán las frases de Jesucristo, Gandhi, Luther King y Mandela; otros posiblemente también utilizarán las frases de esos pacifistas -y hasta usarán camisetas con sus rostros-, pero les temblarán los labios de la ira y tendrán picazón en el dedo índice por jalar el gatillo de una pistola o de un rifle de asalto.
Y cuando suenan las balas que disparan los negros, entonces es que el mundo se persigna y se escandaliza.
Estados Unidos, el país que decide por los demás países del planeta qué es bueno y qué es malo, qué es permitido y qué es prohibido, es sospechosamente misericordiosa con los oficiales blancos que asesinan a ciudadanos negros o latinos
De nada sirve que dichos asesinatos sean transmitidos en videos como pruebas de la alevosía con la que actúan, pues la jueces pocas veces dan la sentencia justa.
Entonces, que se preparen para compartir ahora la virilidad en las redes con los videos de los contraataques del otro bando.
Tal vez ahora ellos -los blancos-, que han crecido creyendo estúpidamente que el asesinato de dos negro no son nada, se den cuenta, por fin, que es mejor que todos nos llevemos en paz.
Y que la justicia debe ser igual para blancos, negros, amarillos, rojos, azules, y que no hay justificación, como nunca la hubo, para que alguien sea humillado, marginado, perseguido, golpeado o asesinado por el color de su piel…