Recientemente en México ocurrió un hecho que dejó a muchos muy sorprendidos, consternados y asombrados: a seis hombres les cortaron las manos porque eran ladrones.
Un grupo de seudo justicieros llamados “Grupo de élite antirratas” se tomó la justicia en sus manos y les “volaron” las manos a 5 hombres, una mujer y a otro lo mataron a golpes.
Luego de leer la noticia me pregunté: ¿Estaremos cerca de llegar a estos extremos en Honduras?
Sinceramente, espero que NO, aunque la realidad me dice que los hondureños, hartos ya de rateros comunes y de cuello blanco, nos roben, maten y extorsionen.
A nuestro pueblo le roban el celular, el pasaje del bus (porque el servicio es pésimo), el salario cada vez que le pone combustible a su carro o va al supermercado, le roban en impuestos, lo asaltan con el peaje, lo estafan con el precio de la luz, con la tarjeta de crédito… ¡Nos roban por todos lados!
Y como dicen “Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”, de repente este tipo de horrores empiecen a suceder en cualquier rincón del país con personas que se tomen justicia por sus propias manos, porque también resulta que casi nadie confía en aquellos encargados de aplicarla: policías, militares, jueces, fiscales…
Recordemos que hace un tiempo se encontraron a varios sujetos asesinados y metidos en bolsas con rótulos de “lo matamos por mareros”.
La desesperación puede llevarnos a cualquier cosa. Y eso también es tan peligroso como aquellos que nos tienen acorralados contra la pared.