El asesinato de Manrique, lectores borregos y el amarillismo

Hay una doble moral en casi todos los hondureños en relación al tema de la violencia. Por un lado nos desgarramos las ropas cuando hay un asesinato o una masacre, y elevamos nuestros gritos de protesta y extendemos el dedo acusador contra las autoridades; y por el otro, con morbo (y casi con deleite) le damos click a las notas y a los vídeos en los que chorrea la sangre.

¡Somos hipócritas!

Pues nos deleitamos con aquello que decimos que aborrecemos y nos provoca asco.

Los medios de comunicación no ayudan en mucho pues publican imágenes sangrientas y describen con lujos de detalles cómo fue asesinada la víctima, sin que les importen el dolor de los parientes.

(En este sentido, y no es por lavarnos las manos, en RadioHouse decidimos desde el inicio no publicar estas imágenes).

El caso más reciente de la barbarie noticiosa es el del agente de fútbol Manrique Amador, quien fue asesinado junto a su esposa en Puerto Cortés.

Los medios -incluyendo los deportivos-, y con el objetivo de generar los MALDITOS clicks que les generan ganancia, utilizaron titulares en la que explicaban cómo les habían desfigurados los rostros a balazos y cómo los intestinos quedaron regados en el interior del vehículo.

Con toda, seguridad, fue una de las noticias más leídas del día.

Bajo la presión de dueños y jefes carvernarios -y otras veces impulsados por su propia estupidez-, editores y periodistas se alejan cada vez más de la ética del oficio, para alegría de una masa -la de las redes sociales-, que desayuna, almuerza, cena y duerme entre ríos de sangre, y los comparte con sus familiares y amigos.

Nos preguntamos: ¿Es necesario llegar a estos extremos?

En lugar de jugar al papel de simples borregos, los lectores pueden hacer mucho para combatir con estos pseudos informadores. ¿Cómo? No leyendo sus notas.

Ese sería un buen inicio.