Ese vacío que siento por la muerte de mi viejo amigo Scott

Por JUAN URBINA/San Pedro Sula

El domingo 20 de noviembre, a las 10:30 a.m., murió mi perro Scott, un golden retriever de 11 años y medio. Él fue el más leal e incondicional amigo que alguien pudiera tener.

Scott fue tan leal conmigo que no pudo morir hasta tenerme a su lado y escuchar mi voz.

Verán: aparentemente, él se sintió mal en medio de la noche y estuvo vomitando durante la madrugada. A las 10 a.m., que es la hora en que regularmente salgo yo a buscarlo los domingos, lo encontré ya agonizando.

Estaba inmóvil, respirando muy pesado y con sus ojos medio abiertos. Me acerqué a hablar con él para despedirme y acariciar su hermoso pelo dorado y su carita, y tres minutos después murió.

Scott me esperó a que yo estuviera a su lado para morir. Así de leal fue.
Compré a Scott en el año 2005 en una tienda de mascotas que estaba en la planta de abajo del hotel Los Andes. Yo le había prometido a mi hija Valeria, quien tenía 6 anos en ese entonces, comprarle una mascota ese día.

Íbamos por el bulevar cuando de repente vimos la carita de un golden cachorrito sentado solito en una jaula en las afueras de dicha tienda. Mi hija lo vio primero ya que yo iba concentrado manejando.

Ella iba a mi lado y me gritó “Papi, mirá ese perrito allá solito, ese es el que quiero”.

Paré mi carro y entramos a la tienda. Scott era un cachorito de 3 meses de edad y mi hija se enamoró de él ese mismo instante; no hubo necesidad de buscar otras opciones.

Recuerdo bien que le advertí en reiteradas ocasiones que esa raza de perros crecería y se haría grande y fuerte y que difícilmente lo podríamos tener dentro de casa, pero no hubo manera de convencerla de no traer a Scott con nosotros.
Inmediatamente ella lo nombró Scott por la foto del cachorrito del papel sanitario Scott.

Yo compré a Scott como regalo a mi hija pero resultaría que él se convertiría en mi amigo inseparable en las buenas y en las malas por los siguientes 11 anos.
Durante los primeros dos meses, Scott fue el cachorrito soñado de Valeria. Ella jugaba con él adentro de la casa y hasta dormían juntos.

Mi hija era una niña lindísima -como lo sigue siendo-, y Scott era igual de bello.

Pocos meses después, la mama de Valeria y yo nos divorciamos y pues la mamá no podía/quería tener al perro que ya había crecido un poco, así que yo me tuve que quedar con Scott y así fue que se convirtió en mi compañero , amigo, paño de lágrimas y confidente.

Por los siguientes 11 años, Scott no se apartó de mi lado. Yo lo vi envejecer, así como él me vio a mí. Todos los días me despedía al salir y me recibía al entrar.

Siempre fue el primero en recibirme y platicábamos mientras le servía su cena todas las noches, y ahora siento un gran vacío como si fuera un familiar cercano el que hubiera muerto. Me pegunto si será sano y normal sentir así…
Me da algo de confort que el sábado, un día antes de su muerte, lo vi de lejos cuando iba saliendo a trabajar y noté que me estaba viendo directamente a los ojos así que le tiré un beso y le dije adiós y al regresar esa noche lo abracé y platiqué con él al momento de servirle su cena.

También ahora me da alivio el hecho de que mi hija Valeria, ahora con 17 años, estuvo en la casa ese sábado y domingo y que Scott la pudo ver y ella se pudo despedir de él antes de morir.

Fue un día normal el sábado en la vida de mi querido perro.

Al morir Scott, Valeria lo envolvió en una toalla de ella y yo en una camisa mía, así que se llevó un recuerdo de ambos.

Yo lo cargué a su tumba, como cargando una persona (y es que Scott llegó a ser un perro grande y fuerte), y allí me di cuenta lo que es cargar un cuerpo ya sin vida, y es un sentimiento horrible.

He tenido amigos a lo largo de mi vida y tengo 4 hermanos con quienes nos llevamos bien, pero le doy gracias a Dios por haber puesto a Scott en mi camino y por haberlo tenido como mi fiel compañero todo este tiempo.

Siempre te recordaré, amigo mío, y gracias por haber estado de mi lado en estos últimos 11 años.

Si pudiera, esta vez  te escogería yo entre todos los demás en la tienda de mascotas…