Desde la primera vez que conversé con él, me quedó claro que Luis Chávez es un tipo inteligente, intelectual, de buenas intenciones, honesto y soñador.
Y si a eso le agregamos que es uno de los mejores caricaturistas del país, y padre abnegado, y un esposo romántico (según se puede descubrir en las fotografías de sus redes sociales), entonces se puede llegar a la conclusión que es la clase de político que los hondureños tanto queremos y pedimos.
Aunque debo aclarar que en realidad no es un político tradicional (a Dios gracias por ello)…
FOTO: Luis Chávez es un padre enamorado de sus tres hijos.
Es un artista brillante. Lo que otros desmenuzan en largos, somnolientos y demagógicos discursos, él lo hace en la esquinita de una caricatura.
Sin muchas palabras.
Al grano.
Y, lo que es más importante: entendible para todo el pueblo, sin importar su nivel cultural.
Luis, cuyo amor por San Pedro Sula tampoco puede ser cuestionado, se hartó de contemplar la forma descarada en que “alcalduchos” de tercera categoría, pero de primera para robar, se han ido cagando en la ciudad que alguna vez fue el orgullo del país.
Esa mezcla de rabia e impotencia, sin embargo, no ha podido aniquilar en él la certeza en que las cosas se pueden hacer bien.
Y por eso tomó la difícil decisión de meterse en política.
Es algo que aplaudo a 242 kilómetros de distancia, porque entre más personas como Luis Chávez se involucren en política, más esperanza hay en que podremos construir un mejor país para nuestros hijos.
Se lanza como candidato a la alcaldía “jampedrana” por el Partido Liberal en la corriente de Eduardo Martell, a quien no conozco.
Qué más daría yo que Luis se convierta en el próximo alcalde de la ciudad en la que pasé algunos de los años más maravillosos de mi vida, y en la que viven tíos, primos y amigos a los que amo entrañablemente.
A ellos, y ya que estamos en confianza, les pido que le den el voto.
Siempre he creído que los caricaturistas tienen alma de niño, y que por eso eso son algo inocentes e ingenuos. Ese es otro punto a favor de Luis, pues ya estamos cansados de aquellos que se pasan de vivos.
Entre tanta alegría que me ha provocado Luis Chávez con su decisión, solo lamento que no podré darle mi voto por aquello de que vivo en Tegucigalpa.
