Mataron a dos mujeres y a un militar, pero sólo se habló del pastor

Por OMAR MENJÍVAR/abogado

CUANDO UN PERSONAJE VALE MÁS QUE LAS PERSONAS Y LA PROPIA VIDA Y DIGNIDAD HUMANA

Ocurrió el jueves 15 de diciembre de 2016.

En un punto de Comayagüela, colonia La Rosa, específicamente, se produce un tiroteo que deja como saldo DOS MUJERES MUERTAS y otras dos resultaron heridas y trasladadas a un centro de asistencia médica.

¿Quién puede negar que ese evento es una tragedia? ¡Dos mujeres fueron asesinadas y otras dos heridas!

En otro punto de la ciudad y a una hora distinta, UN POLICÍA MILITAR FUE ACRIBILLADO y otros dos de sus compañeros resultaron heridos y trasladados a un hospital.

Las víctimas, al momento del suceso, proveían seguridad personal a un pastor evangélico que resultó ileso, igual que su esposa.

¿Quién puede negar que es una tragedia que pierda la vida violentamente un ser humano y que dos de sus compañeros resulten heridos?

Dos mujeres asesinadas y dos más heridas gravemente; un policía militar asesinado y otros dos heridos ¡Trágico y grave para una sociedad civilizada y sensibilizada!

Sin embargo, la noticia relevante, ese día, en los noticieros de la noche, fue el atentado contra el pastor, a quien no le pasó nada más que el susto de verse en medio de un tiroteo del que salió ileso, gracias a que los policías militares que lo resguardaban antepusieron la vida de ellos para protegerlo.

Pero en la noticia, solo marginalmente fueron mencionados sus nombres, pese a que uno de ellos ofrendó su vida y los demás igual la arriesgaron y resultaron heridos y hospitalizados.

La mitad del tiempo de cada noticiero, o hasta puede que más, fue dedicada a resaltar la noticia sobre el pastor, divulgando reacciones de uno y otro personaje, transmitiendo una sensación de alarma e impacto desproporcionada, si lo comparamos con el tratamiento que le dieron al asesinato de las dos mujeres que mencioné al principio, cuyas vidas parecen no revestir ninguna importancia, ya que la noticia sobre su muerte, se limitó a un breve relato muy inferior a un minuto y no ameritó el interés por buscar la reacción de personas ni de personajes.

Tampoco la muerte del policía militar caído “en el deber” de proteger al pastor, fue capaz de opacar el nivel de cobertura mediática que sí mereció el susto del pastor.

Definitivamente, está muy mal y no debe ocurrir que se atente contra la vida de nadie, pero la vida de todos y de todas vale igual y merece igual nivel de alarma cuando es abatida, especialmente a consecuencia de esta violencia criminal que afecta principalmente a los pobres y con un repunte espeluznante contra las mujeres.

Foto: DIARIO LA PRENSA