Los lectores hondureños les achacan a los medios que noticias superficiales, tontas y sin ninguna sustancia sean las que alcanzan mayor viralidad. Eso es lavarse hipócritamente las manos.
Si esas historias son virales, la culpa es única y exclusivamente de las personas que navegan en las redes sociales.
Son ellos, los lectores, las que les dan like, las comparten y las comentan.
No estamos en contras de la fama de Erlin Carranza, el guachimán enamorado cuyos vídeos son populares. Tiene derecho, ¿o no? Hoy, la frase “¿Y por qué no me llama, amor?”, con el que se dirige a la mujer de la que está enamorado.
Vamos al otro lado de la moneda.
El sábado, el bombero Óscar Aguilar, de apenas 18 años, murió electrocutado cuando apagaba un incendio en una zacatera a la orilla de la carretera frente a la colonia Nueva Esperanza de Tegucigalpa.
Óscar y otros socorristas acudieron a apagar un incendio para evitar que se extendiera en otras zonas. Fue en esa labor que sufrió la descarga eléctrica que le quitó la vida.
Pero noticias como ésta nunca son virales. Al menos no en Honduras.