En estos días recientes, videos en los que se ven a personas participando en altercados físicos violentos, se han hecho virales por las redes sociales. Y es que en un solo día se registraron más de 10 peleas entre ciudadanos de distintos puntos de la ciudad capital. En su mayoría eran desconocidos que estaban yéndose a los puños y patadas a la mitad de la calle. Solo se puede concluir que, debido al intenso tráfico que aqueja a la ciudad últimamente, la gente tiene de poca a nada de paciencia, cuando son afectados por un conductor que intenta hacer una vulgar maniobra, o “chanchada” como se le dice popularmente.
Son distintos factores que pueden añadir a la incomodidad de los motoristas que provoca que se comporten de manera agresiva, como educación vial deficiente, las malas condiciones de las calles y el aumento de vehículos de transporte público que circulan de manera ilícita. Sin embargo, este comportamiento se ve exacerbado cuando la persona va detrás del timón. La conducción agresiva es un tema que viene creando consternación desde hace décadas y por una buena razón. Este fenómeno ha sido estudiado por expertos en psicología, y concluyen que se da mayormente en metrópolis grandes con un muy alto flujo vehicular.
Estadísticamente, estos accidentes de tráficos en los que los conductores reaccionan con agresividad, tienen como consecuencias lesiones físicas y daños materiales, sin embargo, en casos muy trágicos se han registrado fatalidades. Furia del camino, o Road Rage, como se le conoce en inglés, es el término que se le ha dado a este comportamiento, que se define como un trastorno psicológico en el que una persona experimenta intensos niveles de estrés, ansiedad u hostilidad durante la conducción víal.
La psicología ha hecho esfuerzos para saber qué hace a algunas personas más propensas a comportarse de esta manera, y cómo prevenir que se conviertan en una amenaza en las carreteras. Investigaciones sugieren que hombres jóvenes son los que tienen altas probabilidades de verse envueltos en la furia del camino. Aunque se saben las obvias razones por las que el conductor pueda convertirse airado en estas situaciones, algunos tienen antecedentes estresantes, como problemas en casa o en el trabajo, y el hecho que un “rapidito” le haya golpeado su carro por querer “colarse” en la cola, puede que sea la gota que derramó el vaso.
Creo que todos estamos familiarizados con esa sensación de enojo que brota desde el pecho y nos hace ver rojo mientras estamos parados bajo un sol hirviendo. Sin embargo, debemos recordar que, irse a los golpes es para las personas que no tienen la inteligencia emocional de mediar a través de diálogo, o simplemente alejarse de una situación que no tiene solución. Si te ves en medio de una de estas instancias, algunos expertos en psicología dan recomendaciones para evitar que escale.
Sí se ve amenazado por un conductor agresivo
-Si te siguen, cambia de carril
-No hagas contacto visual, ni respondas a gestos ni agresiones verbales
-Y de ser necesario, hazte a un lado o toma una salida para dejar que ellos pasen
Por el contrario, si sentís ese deseo de agredir a alguien, utiliza técnicas de relajación, mantén fotos de tus seres queridos a la vista, te vas a dar cuenta lo inútil que es participar en una pelea. También se ha demostrado que, utilizar palabras soeces a manera de insulto es catártico. Si alguien trata de pasar, solo decí en voz baja “pasa pues, hijuepu…”, déjalo pasar y seguí tu camino. A mí me funciona.