San Luis Potosí, México, tiene unos 50 mil habitantes y los recién nacidos tiene una característica común: les ponen Brian -o su variación Brayan-, como nombre.
El Brayan es una moda latinoamericana de chavos que se visten medio “deschavetados”, con gorras de rapero, pantalones flojos que casi se les ve el “Detroit”, gafas, cadenas y otras ondas.
“Hemos notado un incremento de estos nombres en inglés de enero para acá. Tenemos en promedio unos dos o tres al mes”, dice Jannett López Márquez, titular de la oficialía del registro civil local.
El problema de esto, es que los niños son usualmente objeto de burla cuando tienen este tipo de nombres.
“El municipio ha sabido casos de bullying en las escuelas. Por eso recomendamos a los padres darles nombres que se relacionen más con la región, su cultura y su historia familiar”, agregó López.
Como quien dice, mejor ponele Pánfilo, Doroteo, John Deer o Hijo de la Ver… como en La Mosquitia.
“Algunos padres sí han cambiado el nombre cuando exponemos nuestra preocupación, pero cuando nos dicen que ese el nombre que quieren para su hijo, que lo han pensado desde hace tiempo, ahí la dejamos, nosotros respetamos su derecho a nombrarlos como ellos quieran, nombres como Brandon, Kevin o Dylan.
López, del registro civil de Xilitla, dice que las recomendaciones no solo se hacen para prevenir la discriminación. “También buscamos preservar la cultura y las raíces de la comunidad, por eso les sugerimos a los padres nombrar a sus hijos con nombres más tradicionales, o combinar los nuevos con otros que sean los de los padres o los abuelos”, finalizó.
