La noticia que cambió mi vida: “Vas a ser papá”

“La noticia inesperada”…

Generalmente, a una corta edad, nadie se imagina que su vida cambiará por la venida de un nuevo ser a la tierra, a esta tierra donde día a día suceden cosas que hasta uno mismo queda asombrado y se pregunta “¿Aquí vendrán mis hijos?”.

Nadie se imagina que sus sueños de seguir estudiando, de comprarse lujos, buenas pintas y seguir teniendo una vida tranquila al lado de sus padres -o quizás pensar en independizarse-, cambiarían por días de preocupaciones, alegrías y por la noticia que llega a tu teléfono diciéndote: “Tengo un retraso… Me haré una prueba de embarazo”…

Ese día queda marcado como un día soleado, lleno de trabajo, con pensamientos en producción televisivos (aún no estaba en Radio House).

Quizás eran las once o doce del mediodía, cuando, con voz quebrantada -me imaginaba el llanto y el rostro enrojecido de mi novia-, mientras me daba la noticia.

Un bebé estaría en camino y yo solo alcanzaba a preguntarme  “¿Por qué, por qué, por qué?”.

No les mentiré, no quería ver a nadie, ni siquiera a la mujer que llevaba este angelito en su vientre.

Pensé que estaba soñando, incluso en un dejavú, pero los días trascurrieron y con ellos la noticia no se iba, ja, ja, ja, ja…. Y no se iba a ir jamás.

La visita al médico llegó, y con ella la temblazón de piernas. El doctor abre la puerta, sonríe y dice “Pase adelante”.

Era el turno de ella con el bebé, el bebé que era mi bebé, pero que aún no me caía el veinte. Comenzaron las preguntas y el tiempo se me hacia eeeeteeeeeernoooooo, el momento del ultrasonido llegó por fin.

“Pase adelante”, comentó el doctor, “Veremos si todo con su bebé está bien”…

Empezó el ultrasonido y la imagen de mi hijo se reflejó en la pantalla, y vi cómo estiró sus diminutos brazos, y vi su cabecita por primera vez, sus pies…

Las palabras del doctor fueron: “Este bebé es grande y viene con todas las ganas de nacer”.

Estas palabras finales cambiaron mi día…

¿Qué digo, mi día?… ¡No, cambiaron miiiiii viiiiiidaaaaaaaa!.

Así comienza esta historia maravillosa…

Veintidós años tenía cuando mis planes fueron cambiados por un ser que no pensé que llegaría a llenar vida.

Nos vemos otro día, no soy un doctor, psicólogo ni mucho menos un adulto como me imaginan, soy un joven que decidió cambiar su forma de vida porque ahora está concentrado en darlo todo por su hijo.