¡Joel Pavón levantó su peso en nombre de 8 millones de corazones!

Muchas veces queremos que los hondureños que van a los Juegos Olímpicos vengan con una medalla en el cuello. Es bien fácil decirlo, pero, no sabemos todo el sacrificio que hay detrás de cada atleta que nos representará en una justa olímpica.

Voy a puntualizar con el caso de Joel Pavón. Mientras buscaba información sobre los horarios de competencia de los catrachos, hace como dos semanas. Recuerdo que crucé un par de mensajes por whatsapp con Miguel Ferrera y me dijo: “Ponele atención a Joel, hará cosas grandes”.

Luego, un día antes de la participación de Joel, me escribió un amigo, Oscar Ochoa y me dijo: “Joel y Guanche son dos personas excepcionales, deberías hablar con ellos cuando vuelvan. Ambos son excelentes personas”.

Teniendo estas dos referencias, me programé para poder ver a Joel y a Juan Carlos Guanche, entrenador de Pavón. Antes de iniciar la competencia, ambos estaban tranquilos y a Joel se le veía con ganas de comerse al mundo entero.

Aun viéndolo a través de una pantalla de televisión, Joel tenía esa mirada que solo tienen los que quieren triunfar a como dé lugar. Detrás de él, Guanche, animándolo en nombre de 8 millones de catrachos, menos uno que por querer figurar se puso hablar de más. Pero, eso es otra historia que no vale la pena mencionar.

Joel Pavón sube al escenario, levanta la vista al cielo, agradece a Dios por estar en una justa olímpica y le pide la fuerza que pidió Sansón para derrumbar las columnas de los filisteos. En esta ocasión no llegó la fuerza necesaria para poder pasar de ronda.

Pero, llegó para superar la marca personal de Joel. Llegó para que el público presente gritara: “Honduras”. Joel no trae medalla, pero, trae la frente en alto, trae el demostrar que dejó todo en la pista, trae inflado el pecho porque no levantó 326 Kg, levantó de la silla a 8 millones de hondureños que valoramos su esfuerzo, dedicación, sacrificio y sufrimos la misma impotencia que se le veía al no poder pasar de ronda.

Espero que el gobierno apoye más, que la empresa privada ayude a estos muchachos que hacen lo mismo durante toda la vida, entrenar para ser mejores, y lo hacen por amor a una camiseta que muchas veces ni nosotros mismos valoramos. Los atletas olímpicos son pura pasión, puro sentimiento, pura gana de representar a Honduras aunque Honduras no los trate como verdaderos guerreros.

La vida da revanchas para todo. Y seguramente, Joel Pavón tendrá la suya. Honduras agradece a este atleta que dejó todo por poner en alto el nombre de este país.

Espero cuando regrese lo estén esperando como merece, como un campeón.

¡Gracias Joel!