¿Hasta cuándo, Dios mío, hasta cuándo?

Hoy mientras veía las noticias me encontré con una imagen de un niño pequeño sentado en una ambulancia, lleno de polvo de pies a cabeza, sangrando del lado izquierdo de su cabeza. Me conmovió tanto que tuve que investigar un poco más sobre el caso.

El niño se llama Omran Daqneesh, tiene cinco años. El pequeñin sobrevivió a un ataque aéreo en la ciudad de Alepo, Siria.

Omran está gris por el polvo de los escombros después de un bombardeo. Tiene la mirada vacía y perdida, no llora, quizá no tiene idea de lo que está pasando.

Me duele tanto ver esta imagen, porque es el mismo dolor que vivimos en nuestro país, día a día caen abatidos nuestros ciudadanos y nadie hace nada por detenerlo, absolutamente nadie.

La sensibilidad humana colapsó, en Siria pelean por petróleo, en Honduras por falta de oportunidad, por falta de educación, por envidia, por chismes, por todo, por nada, porque sí y porque no. El deporte nacional es matar a sangre fría.

En Siria la guerra es entre el gobierno y los rebeldes, en Honduras es entre ciudadanos, nos matamos sin razón y sin una gota de amor en el corazón. Estamos exterminándonos, dando fin a los sueños de una generación luchadora que quiere ver a una Honduras mejor, a un mundo mejor.

Luego, en redes sociales aparece la imagen de un niño al lado del cadáver de su padre quien acababa de ser vilmente asesinado en Choloma, Cortés. El niño está con sus puños apretados. La impotencia es evidente. ¿Hasta cuándo?.

¿Cómo no desagarrar el alma con estas imágenes? ¿Cómo no sentir dolor, impotencia, rabia?

Asesinato-en-Choloma

Mientras el tema del Congreso Nacional es la reelección. Llevando al límite la tolerancia de los parlamentarios. ¿Por qué no pelean así leyes que beneficien al pueblo? Balbucean cualquier cosa, pero, no hablan de temas de interés nacional para ayudar a cinco millones de pobres que sobreviven día a día en estas Honduras. ¡Por favor no nos vean la cara de pen…!

El pueblo se está matando, nuestros niños se están quedando sin futuro, sin esperanza, sin ganas de vivir. Los niños no deberían sufrir tanta barbarie y tanto descaro.

De una vez por todas reaccionemos porque somos los únicos que vamos a cambiar el rumbo de este país. Estamos a muy poquito tiempo para que el pueblo haga lo que las autoridades incompetentes no pueden hacer. Justicia y seguridad para los habitantes de este bello país.

Siria, Honduras sufren las aberraciones de los humanos. Despertemos o los siguientes vamos a ser nosotros.

No se olviden tampoco de estas palabras: Mateo 18:6 “Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar”.